Las galerías comerciales atraviesan su peor momento. Mientras se intensifica el cierre de negocios a la calle en las principales arterias, crece el número de locales que cuelgan el cartel de alquiler en estos tradicionales paseos de compra que, lentamente, comienzan a extinguirse.
Lejos quedaron los tiempos de su esplendor. Durante la cuarentena, las 153 galerías comerciales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) reportaron un alto número de cierres. El 41% de sus 7057 locales bajó definitivamente sus persianas, lo que significa que 2893 no volvieron a abrir, según un relevamiento de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Los paseos de compras que supieron tener locales con renombradas marcas desaparecen de forma acelerada. Ya sufrían la retracción de las ventas y ahora muestran una de las caras más graves de la situación económica derivada de la pandemia”, sostiene Fabián Castillo, titular de Fecoba.
El panorama es dispar según el barrio. La vacancia ronda entre el 30% y el 90%, sobre una superficie total de aproximadamente 60 locales por centro comercial, dice Castillo.
Las de Avenida Rivadavia son las más golpeadas. En la París, ya bajaron la persiana más de 50 negocios de los 72 que alberga este centro comercial ubicado en Caballito, entre Rivadavia y Acoyte. En San José de Flores, un histórico paseo de compras de 65 años en Rivadavia 6830, desaparecieron 20 comercios.
Debido a la reapertura escalonada de comercios durante la cuarentena, las galerías pudieron volver a funcionar, con los protocolos correspondientes, recién entre julio y agosto, dependiendo de su ubicación. Primero fue el turno de las que se encuentran en zonas menos transitadas, mientras que las situadas en corredores de alta circulación debieron esperar más tiempo para hacerlo.
Con más de 120 días sin poder facturar, a muchos locatarios se les hizo imposible sostener el pago del alquiler y los sueldos a sus empleados, con deudas acumuladas que los colocó en una situación con una única salida. Los que quedaron en pie sobreviven gracias a la clientela fiel que los visita desde hace años y la incorporación de la venta electrónica, en la minoría de los casos.