Lo respeta, pero lo trata a la distancia y sólo le confía temas específicos. Todavía no se había mudado de Río Gallegos a la residencia de Olivos y lo llamó con una única inquietud. Era abril de 2003 y Cristina Kirchner estaba preocupada por el cambio de hábito que significaría el traslado familiar para su hija menor, en plena adolescencia.
Le pidió por teléfono a Daniel Filmus que le recomendara un colegio secundario para Florencia. Le puso una condición: que fuera católico. El le propuso el Instituto La Salle, de Vicente López. Ella aceptó.
Se conocían desde antes, pero ésa fue la primera vez que hablaron desde que el actual candidato a jefe de gobierno porteño había sido designado por Néstor Kirchner como su ministro de Educación.
Como éste, hay pocos temas en los que la Presidenta confía en Filmus. Según contaron fuentes que conocen la relación, Cristina lo respeta como intelectual, pero se mezclan en sus apreciaciones hacia su candidato porteño cierta desconfianza, la misma que el matrimonio presidencial tuvo siempre hacia aquellos que no nacieron a la política con ellos.
Con una relación más bien distante, ambos pasaron largos años sin hablar desde que el senador dejó el Ejecutivo. Cerca de él describen el vínculo como de respeto mutuo. Pero los recelos existen, sobre todo de Cristina, que jamás le envió un guiño cuando el senador disputaba la interna capitalina contra Amado Boudou y Carlos Tomada.
Colaboradores del senador creen que el empeño de él terminó por conquistar a la Presidenta. “Ella tiene una característica que no tiene nadie a su alrededor y que sólo tenía Kirchner. Sigue adelante pese a todo. Que Filmus haya seguido terminó identificándolos”, opinó una fuente cercana al candidato porteño.
Sólo hablaron del tema la misma noche en la que Cristina lo convocó a Olivos para comunicarle que se había decidido por él. Desde entonces la relación entre ambos se relajó. Un colaborador muy cercano a la jefa del Estado contó a LA NACION que Cristina tiene una valoración buena de Filmus, pero que pone siempre una estudiada distancia. Algunas fuentes de la Casa Rosada argumentan que la frialdad se da por la buena relación de Filmus con Alberto Fernández.
Tras la primera vuelta ambos se juntaron en Olivos. “Daniel, yo sé muy bien lo que son los electorados urbanos. Nosotros gobernábamos Santa Cruz y nunca ganamos Río Gallegos”, lo consoló, tras los 19 puntos que le sacó Mauricio Macri.
La distancia es palpable. Cristina no lo llama o lo hace muy poco, lo que en el búnker porteño los hace sentir muchas veces desamparados. Otros, incluido el propio Filmus, creen que ese escaso contacto es parte del margen de autonomía que le deja.
Filmus jura que jamás lo llamaron desde la Casa Rosada por la ley de glaciares, que él impulsó y Cristina le vetó, ni que haya existido ofrecimiento alguno por parte de Kirchner para que él fuera candidato testimonial en las elecciones de 2009. Pero en el Gobierno recuerdan ambas situaciones como motivo de la distancia.
Otro de los pocos temas que Cristina le confió fue para que la ayudara a crear el Ministerio de Ciencia, cuando delineaba su gabinete para 2007. El área estaba bajo la órbita de Educación. Filmus aprovechó que dejaba el Gobierno para hacer el desdoblamiento y le presentó a Lino Barañao. Como cuando se mudó, entonces también la Presidenta le depositó su confianza en un tema específico. Nunca más allá.
El senador tiene en su despacho fotos, muchas, con Kirchner. Ninguna con Cristina