Sólo en 2010, el Jefe de Gobierno porteño vetó 36 leyes y según dirigentes y actores sociales, los más de cien que aplicó a leyes que aprobó la Legislatura desde 2007 “reflejan una mirada despectiva del parlamento y del Estado”.
Representantes de distintas fuerzas políticas y organizaciones de la comunidad manifestaron hoy su descontento con los más de cien vetos del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, a leyes que aprobó la Legislatura desde 2007.
“Reflejan una mirada despectiva del parlamento y del Estado”, resaltaron, dado que sólo en 2010, Macri vetó 36 leyes, ante lo cual legisladores que trabajaron en su sanción consideraron que el veto es una herramienta constitucional que tiene una función “bien importante”, pero que de ninguna manera puede “desvirtuar la institucionalidad democrática”.
En su reclamo, legisladores de diferentes bloques y actores sociales sostuvieron que una norma, para salir aprobada, debe cumplir un proceso que a veces consiste en un trabajo en comisiones que demanda mucho tiempo.
“Pedimos que reflexione sobre la ley que actualizaba el subsidio para `Teatro por la Identidad`, que fue votada por unanimidad en la Legislatura”, pidió el actor Daniel Fanego, una vez conocido el veto de Macri. “Con subsidio o sin él, seguiremos trabajando como hasta ahora”, manifestó el actor a la prensa, pero estimó que “ponerle palos al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo en la restitución de un derecho como es la identidad, es toda una decisión política”.
Por el contrario, la vicejefa de Gobierno porteño, María Eugenia Vidal, justificó la decisión al señalar que los vetos responden a cuestiones “técnicas”, lo que fue rechazado de plano por varios legisladores.
Gabriela Cerruti, integrante del bloque de Nuevo Encuentro, manifestó que el veto “es una facultad constitucional y debe aplicarse en casos de urgencia para garantizar el contrapeso entre los poderes. No es el caso de los vetos de Macri”. “Algunos van contra derechos sociales, leyes que le dan destino de vivienda social a algunas propiedades o leyes que benefician a fábricas recuperadas, y otros favorecen negocios tales como el veto de la ley que prohíbe la venta libre de medicamentos o el que rechaza la regulación de la publicidad oficial”, precisó la diputada.
En todos los casos, “los vetos son un ninguneo al trabajo legislativo, incluso al del propio bloque del PRO, que aprobó la mayor parte de las leyes”, manifestó Cerruti y fue más a fondo aún al considerar que “los vetos son la decisión de gobernar sin legislatura”. Tal es el caso de la ley que regula el trabajo de los trapitos y cuidacoches, votada por los legisladores del PRO y vetada por Macri.
Para el presidente del bloque de Proyecto Sur, “los vetos del Ejecutivo porteño hacen pensar que hay un ensañamiento con los más débiles”.
Raffo, que participó activamente en la redacción de esa ley, que éste y otros vetos “sólo se sostienen en la decisión de excluir aún más a los ya excluidos”, y reclamó al Ejecutivo porteño que se autolimite en el uso de esa facultad, “por cuanto este abuso choca contra el espíritu constitucional”.
El veto de esta ley fue cuestionado también por el presidente del bloque del Frente para la Victoria (FpV), Juan Cabandié, quien en declaraciones radiales sostuvo ayer que Macri “vuelve a vetar una ley que fue debatida durante meses en comisión y sancionada por la mayoría de los legisladores”. “Los vetos publicados en el Boletín Oficial -hasta hoy 99- dan cuenta de una mirada despectiva del parlamento, y de una lógica en función de una intervención mínima del Estado en la sociedad”, afirmó Gonzalo Ruanova, legislador porteño por Nuevo Encuentro, hasta diciembre de 2011.