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El jueves 13 fue aprobada una ley por la que se repara la falta de fuentes de agua potable en los espacios verdes públicos de la Ciudad.
Los bebederos deberán contar con un mecanismo de ahorro de agua y cuidar temas sanitarios. La ley tuvo como disparador el pedido constante de vecinos que quieren tener “agua fresca” en los parques de sus barrios.
Hace años, la Ciudad de Buenos Aires tenía bebederos de cemento en sus plazas. Con el correr del tiempo y la falta de mantenimiento se fueron deteriorando. Para recuperarlos, por un lado, establece que los nuevos bebederos públicos tendrán que ser “diseñados y construidos de modo tal que no posean un flujo de agua permanente para evitar su derroche”.
Uno de los fundamentos expuestos en el pedido fue el de que todos los individuos deben tener acceso a un elemento tan vital y saludable como el agua, y que no todos tiene recursos para comprar una botellita en el kiosco.
La autoridad de aplicación de esta norma es el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño.
