La migraña puede presentar síntomas muy variados. Los más frecuentes son de tipo neurológico, gastrointestinal y sensitivo.
Se considera que el desencadenante de la migraña es un estímulo frente al cual la persona migrañosa es hipersensible, probablemente como consecuencia de una predisposición genética. Este estímulo puede activar diferentes estructuras del sistema nervioso, de manera que la activación predominante en alguna de estas áreas se correlaciona con las características clínicas de la migraña.
La activación de una región llamada hipotálamo sería la responsable de los pródromos (sensaciones previas de malestar), que son percibidos por un porcentaje de los migrañosos horas o días antes del inicio de la migraña.
La activación de la corteza cerebral, especialmente en su parte occipital, se relacionaría con la presencia del aura migrañosa, que es un fenómeno, generalmente de origen visual, que aparece unas horas o minutos antes del ataque.
Finalmente, la activación de los núcleos que están en el tronco cerebral desencadenaría la activación de fibras sensitivas, sobre todo de un nervio llamado trigémino. Este nervio inerva los vasos sanguíneos de las meninges y su activación produce vasodilatación e inflamación de los mismos, siendo responsables de la crisis migrañosa propiamente dicha.
Estos síntomas frecuentes son:
- Fonofobia y fotofobia: el ruido y la luz pueden molestar terriblemente a una persona que sufre una migraña. En ocasiones, incluso algunos olores pueden resultar incómodos.
- Molestias gastrointestinales: es muy frecuente la aparición de náuseas, acompañadas o no de vómitos.
- Dolor: la transmisión por el nervio trigémino hace que la migraña sea una cefalea intensamente dolorosa. Puede doler el cuello y los músculos de la cara (también pueden ser dolores premonitorios previos a un ataque de migraña).
- Palidez y cambios en la temperatura de la cabeza.
Hay otros síntomas menos específicos, pero que pueden resultar de gran ayuda para el diagnóstico: ansiedad,depresión, insomnio, fatiga, palpitaciones…
Algunos pacientes pueden presentar síntomas premonitorios; y también puede aparecer un fenómeno bastante específico de la migraña: el aura.
El aura:
El aura es un fenómeno, generalmente de origen visual, aunque no exclusivamente, que aparece unas horas o minutos antes del ataque. Podría decirse que avisa de la llegada inminente del dolor. En teoría, desaparece justo al comenzar este, o durante el desarrollo del mismo; aunque hay pacientes que han referido la aparición del aura después del ataque de migraña (lo que se conoce como aura atípica). Son episodios transitorios de duración variable, que suele estar entre los cuatro y los 60 minutos.
El motivo de la aparición del aura deriva del propio mecanismo que parece producir la migraña. Se han mencionado las pequeñas contracciones de los vasos antes de la dilatación como respuesta. Durante estas contracciones, el aporte de sangre a algunas zonas del cerebro disminuye de manera transitoria; pero es suficiente para que aparezcan los signos. Es esa disminución del riego lo que produce la aparición de: síntomas visuales, como puntos, destellos, rayos, imágenes fraccionadas o como en mosaico, disminución del campo visual… siendo estos los signos de aura más frecuentes.
Otros menos habituales, pero que pueden aparecer también, son: alteraciones de la sensibilidad, como picores, cosquilleos u hormigueos (parestesias); movimientos involuntarios de alguna parte del cuerpo o temblores, vértigo; y trastornos del lenguaje o dificultad para hablar. Estos últimos son muy poco comunes.
El aura es importante a la hora de clasificar la migraña. Clásicamente, la clasificación era más compleja. Hoy día, a nivel práctico, se clasifican en migrañas con aura y migrañas sin aura (según la International Headache Association, 1988).
Síntomas premonitorios:
Son síntomas que pueden presentarse incluso algunos días antes de que el paciente sufra el ataque de migraña. En el argot médico se conocen como síntomas prodrómicos o pródromos. A diferencia del aura, no se deben a la disminución de aporte sanguíneo transitorio en el cerebro. Son muy diferentes de unos pacientes a otros, y no se presentan en todos los casos. Aproximadamente uno de cada tres pacientes sufren estos síntomas.
Algunos muy frecuentes son: cambios de humor; cambios en la visión, olfato o audición; fatiga; lentitud en la actividad cerebral (parece que el cerebro funciona más despacio); ansia por consumir alimentos como el chocolate; dolores en el cuello y los músculos de la cabeza; bostezos incontrolados; goteo nasal o nariz taponada…
Generalmente, suelen desaparecer con el dolor, aunque algunas alteraciones pueden permanecer unas cuantas horas.
Migraña: Los efectos terapeúticos del ejercicio
El ejercicio fue tradicionalmente interpretado como un desencadenante de la migraña. Sin embargo, estudios recientes sugieren que el ejercicio aeróbico moderado puede ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de las cefaleas.
Sin embargo, antes de sacar su joggin y zapatillas, es importante encarar el ejercicio cuidadosamente, ya que en algunos migrañosos cualquier forma de esfuerzo, incluso la tos, puede gatillar los ataques. Este es el problema de comenzar la actividad física abruptamente.
¿Como ayuda el ejercicio en la migraña?
Uno de los mecanismos por los que el ejercicio mejora las migrañas es por aumento del flujo sanguíneo al cerebro, otro, aún más importante sería por modificación de la concentración de varios neurotransmisores (sustancias químicas que llevan mensajes entre las células nerviosas del cerebro).
Además el ejercicio aeróbico incrementaría el aporte de oxígeno al cerebro y esto estimularía la liberación de un sistema natural de analgesia, las endorfinas.
Por otro lado la actividad física aumenta el bienestar mental, reduce los niveles de stress y mejora la calidad del descanso nocturno.
¿Qué clase de ejercicio hacer si tiene migraña?
Los beneficios se obtienen en el ejercicio aeróbico.
Haga una actividad que disfrute.
Usted puede caminar, nadar, bailar, andar en bicicleta.
Es mejor evitar actividades que lo obliguen a parar y comenzar bruscamente, tales como tenis o squash, también evitar deportes competitivos ya que resultan estresantes.
Cuando usted realiza ejercicio es importante que vaya entrando en calor gradualmente, con estiramiento muscular de sus brazos y piernas.
No comience en forma vigorosa y abrupta.
Utilice por lo menos 10 minutos en el calentamiento previo y también al finalizar la actividad.
No termine la sesión de golpe.
En las personas que notan que el ejercicio puede desencadenar dolor se sugiere que el tiempo de precalentamiento sea mayor aún.
¿Qué frecuencia debe tener el ejercicio?
Generalmente se recomienda 20 a 30 minutos de dos a tres veces por semana para mejorar la salud cardiovascular, la misma indicación se utiliza actualmente para las personas con migraña.
Es mejor evitar la actividad si está teniendo actualmente un ataque de migraña, aunque algunas personas encuentran alivio a su dolor en el ejercicio moderado en los estadíos precoces del ataque.
El ejercicio regular debe complementarse con alimentación apropiada y horas de sueño regulares a fin de ayudar a reducir la frecuencia y severidad de los ataques.
EJERCICIO: claves para migrañosos.
Elija una forma aeróbica y moderada de ejercitarse.
Manténgase bien hidratado durante la actividad y posteriormente.
No saltee ni olvide comidas.
Caliente cuidadosamente antes del ejercicio.
Evite esfuerzos abruptos.
No detenga el ejercicio de golpe.
Practique actividad física por lo menos 2 a 3 veces por semana durante 20 a 30 minutos.
Los alimentos y la Migraña:
Las personas nos relatan diversos desencadenantes: café, chocolate, nueces, edulcorantes como el aspartame; conservantes como el nitrato de sodio y el glutamato monosódico (frecuente en la comida china).
También dulces, enlatados, cítricos, grasas, atún y productos de mar, espinacas, salsas, vino, cerveza, banana, etc.
Muchos de éstos cuentan en la literatura científica con estudios serios y otros con comentarios anecdóticos.
Es bien reconocida la aparición de dolor de cabeza en personas tomadoras de café que suspenden bruscamente su consumo. Es una observación frecuente en personas que toman varias tazas de café al día durante su jornada de trabajo la aparición de cefaleas durante los fines de semana.
La cafeína contenida en el café es una metilxantina, que al ser ingerida estimula el sistema nervioso central e incrementa la resistencia vascular cerebral causando vasoconstricción.
A pesar de tener evidencias científicas de que la cafeína es causa de cefalea por suspensión brusca o efecto de rebote, también se le reconoce una acción analgésica o potenciadora de la actividad de otros analgésicos.
Con respecto al chocolate numerosos estudios científicos lo desvirtúan como generador del proceso doloroso.
La mayoría de los estudios con respecto a los alimentos como causa del dolor de cabeza, se encuentran con el problema de que los alimentos son compuestos complejos, que contienen muchas sustancias y es muy difícil evaluar cuanto pesa cada una de ellas en el desencadenamiento de un proceso tan complicado como es la migraña.
A veces la autoobservación permite detectar cuales son los desencadenantes en una persona. Pero en ocasiones es difícil detectarlo, en parte por que esto depende de la cantidad y de las diversas combinaciones de alimentos. Tiene Ud que atender tambien a las combinaciones entonces.
Muchas veces atribuímos nuestro malestar o dolor a distintas causas.
No necesariamente cuando el paciente cree que determinada sustancia le causa un efecto bueno o malo, eso es cierto. La certeza de la causalidad va más allá de la creencia del paciente, sobretodo cuando muchos alimentos llevan la “etiqueta” previa de causar determinado efecto.
En la migraña, la predisposición es muy importante, como disparador o desencadenante del dolor.
En general una adecuada observación dirigida por su médico puede dar resultado para descubrir que alimentos son verdaderos desencadenantes.
Fuente: Hospital Italiano