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La transferencia de los subtes que había sido firmada con el Gobierno nacional en enero y aprobada por la Legislatura porteña recientemente, comenzó a hacerse efectiva ayer tras inconvenientes con los trabajadores, suba de peajes, patentes y el Impuesto a los Sellos para financiarlo.
El jefe de gobierno anunció que comenzará su gestión con la suspensión de la línea `A´ por un plazo que puede llegar a 60 días para cambiar la añeja flota de trenes belgas Le Burgueoise por nuevos trenes chinos comprados por el gobierno nacional.
La decisión trajo aparejada infinidad de críticas centradas en la falta de argumentos técnicos que justifiquen suspender el servicio que transporta diariamente a 200.000 pasajeros.
Los metrodelegados aseguraron que el cambio de coches llevaría 24 horas, mientras que para el gobierno de la Ciudad demora 15 a 60 días poner en funcionamiento los nuevos trenes de la línea que comunica Plaza de Mayo y la estación Carabobo en el barrio de Flores.
Para el dirigente gremial, “Macri quiere generar una parafernalia, una lavada de cara del subte, pintar todo y mostrarlo como pro”, pero “en realidad lo único nuevo son los trenes y encima los compró el gobierno de la Nación”.
Raúl Avila, ingeniero de la empresa Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), que depende del gobierno porteño, remarcó que “en ningún momento se paró el servicio cuando el gobierno nacional realizó la obra de modernización de la línea `A´, que incluyó el cambio de las vías y el sistema de señalización, la instalación eléctrica y hasta la reconstrucción de las estaciones con réplicas de las mismas cerámicas de principios de siglo”.
Como si el cierre de la línea ‘A’ no fuera suficientemente irritante, el jefe de Gabinete del gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, dijo que los históricos vagones Le Burgueoise “están más para un museo que para andar llevando gente” y propuso “hacer un asado” con ellos, desconociendo su alto valor patrimonial.
El conflicto por el traspaso se completa, además, con el retraso de la inauguración de las estaciones que ya están finalizadas, menos pasajeros, falta de mantenimiento y peor calidad del servicio, a la vez que los baños no pueden usarse en la mayoría de las estaciones, donde impera la suciedad y el mal olor.
Sumado a la paralización del servicio, el retraso de la inauguración de las nuevas estaciones, Macri,en su primer día a cargo del subte, declaró que si hoy no hubiese subsidio alguno, el pasaje estaría arriba de seis pesos. Aunque aclaró que continuarán destinando partidas para que el pasaje no llegue a ese precio, el jefe de Gobierno porteño evitó decir cuál será el valor final que paguen los usuarios.
