El Club Ferrocarril Oeste tiene una gran oportunidad para los socios fanáticos de los partidos de fútbol y básquet.
Comprando un bono para fútbol o básquet a $ 4.200 (tres cuotas sin interés), bonifican el otro hasta el final de la temporada.
Para los que deseen adquirir un solo abono los precios son los siguientes:
Abono fútbol: $ 2.250
Para socios adheridos al débito automático (tres cuotas sin interés):
Socios plenos: $ 1. 500
Socios semiplenos: $ 1.800
Vitalicio pleno: $ 1.000
Vitalicio semipleno: $ 1.250
Abono básquet: $ 1.950 (solo en un pago)
Además ¿sabías que el fútbol y el básquet están desde hace mucho tiempo en el club? Te invitamos a conocer la historia que cuentan desde el club.
El 28 de julio de 1904, un grupo de 95 empleados del Ferro Carril Oeste se reunieron en la oficina de cargas con un objetivo bien claro: fundar un club. Si bien estos hombres eran progresistas y emprendedores, no soñaron que de ahí surgiría, tiempo más tarde, uno de los clubes más importantes del país.
El club Ferro Carril Oeste es reconocido como una escuela deportiva. Pero no es sólo eso: desde su nacimiento fue un club con fútbol y no de fútbol, de la misma manera que su riqueza actual no está conformada únicamente por su destacada actuación en los deportes de alta competencia. Ferro es una potencia como institución.
En 1941, la entidad de Caballito, ubicada estratégicamente en el centro geográfico de Buenos Aires, contaba con 6.000 socios. En 1966 ya tenia 15.398 y en 1972 17.229. Y fue ese año, 1972, el del despegue definitivo, cuando por una exigencia de la Federación de Básquetbol de la Capital Federal (para jugar en primera división un club debía tener un gimnasio cerrado) se levantó la tribuna del estadio de fútbol, debajo de la cual se construyó el gimnasio Héctor Etchart y las instalaciones donde funcionan gran parte de las actividades actuales. Con esas ampliaciones – el Etchart fue inaugurado el 7 de octubre de 1972- creció notablemente el caudal de socios, hasta llegar a los 40.544 registrados en 1078. La historia no olvidará tampoco que el 26 de enero de 1964 se hizo cargo del club la Lista Verde, con el doctor Santiago Carlos Leyden como presidente, para formar una trilogía de idónea y jerarquizada conducción con Ricardo Etcheverri y Héctor Kriscautzky.
Hasta la década del ’80 el hincha verdolaga tenía como bastión en su orgullosa memoria aquel equipo de fútbol del 1959 que obtuvo el tercer puesto de la AFA: Roma; Mogaburu y Marzolini; Ríos, Balay y De Vita; Juárez, Berón, Acosta, Lugo y Garabal. Pero la seguidilla de grandes momentos hace innecesario recurrir a la historia lejana…
Esta nueva etapa empezó allá por 1976. León Najnudel se hizo cargo del equipo de básquetbol y casi al mismo tiempo Antonino Conti del de vóleibol. Fue el primer empujón, con la intención de realizar trabajos serios, con continuidad. Ese mismo año, Najnudel recomendó a un basquetbolista, de apenas 17 años, santiagueño de nacimiento: era Miguel Alberto Cortijo. Y tres años más tarde Ferrono tenía director técnico para su equipo de fútbol; el mismo Najnudel le dijo al secretario del club, Héctor Kriscautzky: “Por qué no lo traen a Carlos Griguol…”. Lo trajeron y el excepcional trabajo de Griguol pasó a ser un orgullo para el club.
León Najnudel condujo al primer equipo hasta mediados de 1983, cuando se fue a España para dirigir al CAI Zaragoza, luego de haber dejado un envidiable templo de básquetbol para la institución, y a partir de ese momento quedó como técnico Luis Alberto Martínez, que era su asistente. En el vóleibol el proceso resultó similar: Julio Velasco fue el técnico hasta que viajó a Italia y lo reemplazó Alberto Roitman, su ayudante; cuando Roitman se hizo cargo de la Selección Argentina, lo sucedió Raúl Lozano que, por supuesto, era su segundo. Coherencia, que le dicen.