Usualmente, los barrios tienen el nombre de algún personaje, monumento, construcción o incluso un origen mucho más poético, como el barrio Baldomero Fernández Moreno.
En el caso de Caballito, la historia es mucho, muchísimo más simple. Pero no por eso menos representativa.
La barriada adquirió su nombre por la veleta con forma de pequeño caballo que tenía la pulpería del genovés Nicolás Vila. Él había comprado una vieja nave ballenera en 1821, la cual desarmó para utilizar sus tablones como paredes de su local ubicado en el ángulo sudoeste de Rivadavia y Emilio Mitre.
Además, quiso instalar el mástil del navío en el frente y, en lo alto, la veleta de latón con forma de caballo. Así fue que, como en este lugar se realizaban paradas las galeras y carretas, todos decían que iban “hasta el caballito”.
Ya en 1830 se formalizó el nombre. Hoy, la veleta de Vila se exhibe en el Museo del Transporte de Luján. Pero en la plazoleta Del Caballito (Rojas y Yerbal) puede observarse una réplica diseñada por el escultor Luis Perlotti.