“Arrancamos la segunda parte de nuestro gobierno después de dos años de gran aprendizaje. Acumulamos experiencia, aprendimos y nos renovamos con un hombre joven como Esteban (Bullrich), que toma la posta de un gran ministro, Mariano Narodowski”, dijo el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, al momento de tomarle juramento al nuevo titular de Educación de la Ciudad, omitiendo cualquier eferencia al fugaz, controvertido y poco renovador pase de Abel Posse –que al parecer, también fue parte del aprendizaje a los golpes–.
Con la juventud como el principal valor destacado por el líder de PRO, y entendiendo que la clave para llevar adelante una gestión educativa sin demasiados sobresaltos debe ser la búsqueda de consensos y la negociación, Bullrich salió del cuasi anonimato del gran elenco del Congreso, superó de la mano de Horacio Rodríguez Larreta las luchas internas del macrismo, ganó un Ministerio reconocido como espacio del michettismo y, parafraseando la jerga teatral, hizo un toro y salió a escena para representar lo que él mismo definió como “la responsabilidad más grande de su vida”.
Dejando los problemas del pasado año lo más atrás posible –cinco paros docentes, protestas y manifestaciones reiteradas, el affaire Ciro James, las renuncias de Narodowski y Posse y los cuestionamientos al diseño del presupuesto educativo 2010 entre otros– e intentando no aventurar especulaciones a futuro que puedan perjudicar la frágil relación con los docentes, Esteban Bullrich respondió las preguntas de NU.
“Estos primeros días estamos cerrando equipos de trabajo. En los próximos días comenzaré a reunirme con aquellos gremios con los cuales no pude tener contacto aún. De las primeras reuniones, me llevo una impresión positiva”, afirmó, refiriéndose a encuentros informales que mantuvo con algunos dirigentes docentes.
–El presupuesto educativo 2010 no contempla aumentos salariales, ¿existiría la posibilidad de enviar a la Legislatura un proyecto para la aprobación de una ampliación presupuestaria?
–Vamos a evaluar todas las opciones, pero reducir la cuestión
(del diálogo con los gremios) al aumento salarial sería un error, el tema tiene varias aristas y en función de eso se debe encauzar el asunto.
–Pero entonces, ¿cómo se negocia con los gremios y se garantiza el inicio de clases sin responder al principal reclamo de los docentes?
–Nuestra intención es responder a los legítimos reclamos de los docentes, pero justamente esto es lo que hay que conocer bien. Muchas veces en una negociación se pone el énfasis en las demandas concretas y no en las necesidades, y las necesidades se pueden satisfacer de diferentes maneras. Tenemos que ser amplios a la hora de hallar soluciones.
–Entre las necesidades de los docentes está la estabilidad laboral ¿Tiene una propuesta para los docentes contratados que reclaman su pase a planta permanente?
–Estamos comenzando a analizar estos temas, no puede haber respuestas simples para temas complejos– se atajó el ministro.
Pero en la Ciudad de Buenos Aires existe un condimento extra: la existencia de casi una veintena de gremios que representan los intereses de los docentes. Negociar con tantos actores, para Bullrich, “es complejo pero no imposible”.
–¿Qué evaluación hace de la gestión de Mariano Narodowski?
–Fue una buena gestión en varios aspectos, los cuales profundizaremos. En cuanto al gabinete, estoy incorporando a mi equipo, entre ellos, quienes me han asesorado en la comisión de Educación, en Diputados.
–¿Y qué opina de Andrés Ibarra, quien fue –por su responsabilidad en la ejecución de obras y del presupuesto, entre otras cosas– uno de los funcionarios del Ministerio más cuestionados por la oposición?
–Se ha hecho mucho en temas de infraestructura, pero sin duda nos queda mucho por hacer, venimos de años de desidia. Si bien no conocía a Andrés hasta ahora, tengo la convicción de que vamos a resolver estas cuestiones para que los chicos tengan las escuelas que se merecen.